28 de abril de 2015

Las Artes


Un vehículo para la intervención socioeducativa

Las actividades o las producciones artísticas son una fuente de recursos idónea para trabajar con jóvenes y en cualquier ámbito de la educación. Así lo reflejaban todos los textos que trabajamos de manera dialógica en la sesión del día 28 de Abril. Textos como el de José Mª Barragán i Ascensió Moreno, Experiencia artística y producción cultural, ámbitos para la intervención socioeducativa, que nos acercaba a un modelo de educación artística y producción cultural contextualista como el más adecuado para la intervenir en la educación no formal. Una corriente que pretende la mejora de la situación individual como también de la grupal y través de talleres donde trabajar los valores, mejorar la comunicación y la escucha o generar cohesión y sentimiento de pertinencia.



Este texto nos invita a utilizar el arte como elemento para la recuperación social, para desarrollar la subjetividad personal y la identidad o para exaltar la diversidad cultural. La experiencia artística permite agudizar los sentidos, despertar nuevas sensibilidades o catalizar la experimentación. La producción cultural permite examinar, cuestionar o comprender la realidad. Así pues genera conocimiento, induce a la necesidad de construir criterios para evaluar dicho conocimiento. En ese camino a la dotación de sentido actúan elementos simbólicos, imágenes, que deben ser interpretadas, tanto a nivel individual como a través del trabajo colaborativo, de compartir significados.



Se trata de educar para comprender la cultura visual y dar espacio a la crítica de esas producciones culturales. De elaborar proyectos socioeducativos  que incorporen el arte y la cultura, desarrollando aprendizajes individuales, grupales y comunitarios desde el arte y la acción social. Proyectos que deben nacer desde y con la comunidad, integrados como parte de un proceso educativo donde los protagonistas sean la propia ciudadanía y haciendo cómplices a los gobiernos y a las instituciones a favor de esta herramienta tan valiosa que es el arte como fomento del desarrollo cultural comunitario.


Y en cualquier ámbito y cualquier colectivo, desde la escuela, los centros de día, los centros penitenciarios, las residencias para las personas mayores, los centros de salud mental o asociaciones de vecinos, desde todos ellos se puede trabajar la transformación social y la personal con las actividades culturales y arte como eje vertebrador. En aras a despertar capacidades individuales como la creatividad, la reflexión o la confianza pero también a nivel de grupo como la cohesión, la comunicación o la cooperación y aprovechando los distintos lenguajes artísticos como el arte visual, las letras, la danza o el teatro.


Teatro en todas sus dimensiones (para el desarrollo, aplicado, comunitario, del oprimido, social, animación teatral...)  que constituye una experiencia práctica al servicio del crecimiento y desarrollo personal así como del comunitario. Así Boal propone el Teatro del Oprimido con el objetivo de comprender diferentes problemáticas (sociales o personales) desde su interpretación y la reflexión junto con la búsqueda de alternativas por parte del grupo.


Como pudimos comprobar en nuestra experiencia particular es un ejercicio que permite conocer diferentes perspectivas y aprender de ello y con el grupo, que permite trabajar la comunicación o estimular al grupo pero que también supone mirarse a unx mismx, lo que puede provocar un desborde de emociones, por ello se requiere cierta formación profesional o experiencia en terapia, dado que estas dramatizaciones despiertan reacciones y emociones.


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